sábado, julio 27, 2024
COLUMNA DE OPINION

SER TONTO Y ADEMÁS PARECERLO. ESTÁ DE MODA PATRICIO VIDAL WALTON

Creo que por estas épocas se ha puesto de moda ser tonto y además comportarse como tal.
Probablemente en siglos pasados hubo también situaciones similares, pero ahora, gracias a nuestra
comunicación global, redes sociales y televisión absoluta se nota mucho más.
Son ejércitos de opinantes en redes sociales y en los portales de medios de comunicación (que
permiten comentarios) que ejecutan su opción de interpretar hechos y noticias desde su particular
punto de vista, su ignorancia y su envidia. Antes, uno quería presumir de culto, inteligente, de
enterado y sabio, teóricamente en positivo, entonces debía investigar, estudiar, leer y especializarse
en algún tema. Pero ahora, cubierto por un disfraz de empáticos, solidarios, conocedores de todo
lo oculto, aparecen supuestos inmunólogos, médicos, economistas, santos pastores, sociólogos,
políticos y otros supuestos especialistas que se esfuerzan por parecer inteligentes, elaborando
teorías propias que nadie ha comprobado o diciendo cosas poco entendibles, incoherentes
producto de su propia imaginación asegurando su absoluta veracidad.
La TV abierta que no está ajena a esta moda, en sus programas matinales o de farándula – que
apenas se diferencian entre si – aparecen presidentes, ministros, actrices y actores, escritores,
politólogos, alcaldes, supuestos científicos y para que decir animadores y es raro quien no suelta
una sandez, una obviedad con frases poco comprensibles con una sonrisa ufana creyendo que
deslumbra o interpreta a toda una comunidad.
Para que hablar de los llamados “realities”, resulta incomprensible – al menos para mi – que todos
los días o día por medio se instalen frente al televisor miles de personas para observar una
interacción entre personas (que pocos conocen) encerradas en una casa, las que no se destacan por
sus principios, racionalidad, conocimientos, capacidad de juicio u otro talento oculto, para conocer,
discutir entre ellos y comentar lo que allí sucede en redes sociales y en reuniones de amigos
apasionadamente. ¿A quien le interesa esto? ¿Para que sirve? Sin embargo aparentemente por el
rating televisivo son muchas las personas que se sienten parte de ello y toman partido por algún
participante como si fuesen amigos o parte de su propia comunidad o familia.
Finalmente estamos nosotros – me incluyo – que como ciudadanos de base donde reside el poder
popular, tampoco hemos dado un ejemplo de inteligencia, racionalidad e incluso de seriedad. Me
explico, después de un conflicto social importante, optamos con una amplísima mayoría, por
modificar nuestra Constitución cómo solución a estos problemas sociales: primer error, no era esa
la solución a los problemas sociales. Elegimos un grupo de personas que se suponía tenían la
capacidad de elaborar ese documento en forma responsable, moderna y representativa. Resultado:
un desastre de documento, pleno de ambigüedades e ideologismos que no satisficieron a una gran
mayoría que concluyó en un rechazo total. Entonces elegimos (a dedo) una comisión de expertos
que efectuó un trabajo mas o menos plausible entregando un texto razonable como sugerencia y
guía a una segunda comisión elegida por votación popular (absolutamente distinta políticamente a
la primera); estos tampoco supieron privilegiar el trabajo experto y cometieron los mismos errores
aunque con distinta visión política de la asamblea constituyente anterior. Otro estruendoso fracaso
y absoluto rechazo en las urnas.Lo que más me extraño de estos tontos episodios es que nuestra clase política (incluyendo al

Gobierno) se alineó defendiendo una u otra posición según ideología sin siquiera pensar en lo

racional, inteligente o plausible de cada proposición. Poquísimas voces disidentes, poquísima

racionalidad, poquísimo interés real por mejorar, en general pobreza absoluta de capacidad, ideas

y razones. Pero faltaba lo peor, los mismos que defendieron a rajatabla una posición u otra, después

aceptaron que su propia propuesta no era la mejor que estaba llena de errores y voluntarismo

político absurdo y era inviable. ¿No lo sabían entonces?, ¿No analizaron lo propuesto?, ¿Se dieron

cuenta después?,¿porqué llamaron a aprobar esas propuestas? ¿realmente creen que la gente

común y corriente no se da cuenta de esto? Toda la clase política alineados como una barra brava

gritando irracionalmente sus consignas y como las mismas barras bravas ni siquiera ven el partido,

no les interesa.

Claro que hay excepciones – en disminución vertiginosa – las que a menudo son mal vistas y ofende

a las huestes crecientes de tontos vocacionales. De que sirve – por estas épocas – ser experto en

alguna materia, haber enseñado o escrito libros con conocimiento sobre algún tema particular si va

a ser avasallado por hordas de opinantes que, con un desparpajo increíble, creen conocer de ese

tema tanto como los expertos.

Debemos hacer un esfuerzo por parecer por lo menos más inteligentes y evitar la moda de ser tonto

y parecerlo.

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