miércoles, abril 23, 2025
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Mauricio Viñambres (IND), precandidato a diputado por el Distrito 6, reflexiona sobre el legado del Papa Francisco I y el rol de la Iglesia Católica en tiempos de crisis

  • Sobre Francisco I, destacó su giro hacia una Iglesia «acogedora, no castigadora», que abordó temas tabú como la diversidad sexual y la inclusión de personas divorciadas.

En el marco de la conmoción global por la reciente muerte del Papa Francisco I, el precandidato independiente a diputado por el Distrito 6, Mauricio Viñambres, compartió una profunda reflexión en el programa Ponteonline de UCV Radio sobre el Sumo Pontífice, su influencia en América Latina y el complejo legado de la Iglesia Católica, marcado tanto por su lucha histórica por los derechos humanos como por los escándalos de abusos sexuales que han sacudido su credibilidad.

Viñambres, quien mantiene un vínculo personal con la institución eclesiástica —formándose políticamente en su seno durante los años de Dictadura—, reconoció los claroscuros de una Iglesia, que considera «pecadora y santa a la vez».

«Lamento mucho lo sucedido. El Papa estaba muy delicado de salud, pero jugó un rol fundamental para América Latina, especialmente para una Iglesia que en las últimas décadas ha enfrentado un descenso en su influencia, en parte por casos como los abusos en Chile», señaló.

El precandidato a diputado recordó su propia historia ligada a la pastoral juvenil en el Arzobispado de Santiago, donde trabajó como funcionario en plena represión militar. «La Iglesia de entonces no era homogénea: mientras algunas jerarquías eran conservadoras, otras, como la Vicaría de la Solidaridad, protegieron a perseguidos. A mí me acogieron cuando la CNI me buscaba por ‘pensar distinto’. No era terrorista, solo un joven crítico», relató.

Sobre Francisco I, destacó su giro hacia una Iglesia «acogedora, no castigadora», que abordó temas tabú como la diversidad sexual y la inclusión de personas divorciadas. «Intervino la Iglesia chilena con mano firme, incluso en casos dolorosos como la expulsión del padre Fonseca en Quilpué, donde yo era alcalde. Supo equilibrar la tradición con la urgencia de sanar heridas», afirmó.

Sin embargo, Viñambres no eludió las sombras: «Hubo sacerdotes santos, como el padre Gumucio, pero también desviaciones. La Iglesia es humana y divina; por eso debe seguir el ejemplo del Papa: actuar en rectitud, transparentando lo malo y reforzando lo bueno».

Dictadura, democracia y diálogo

Al ser consultado por las recientes declaraciones de Evelyn Matthei sobre el golpe de 1973, donde está aludió que “el Golpe era necesario”, el precandidato fue enfático: «Ella abrió una herida que quienes vivimos la persecución conocemos bien. Justificar la Dictadura es inaceptable. Los archivos desclasificados de EE.UU. prueban la intervención extranjera, pero nada excusa la violencia contra la democracia».

Reivindicando su postura dialogante —incluso criticada dentro del Partido Socialista por recibir mientras ejercía como alcalde a José Antonio Kast—, Viñambres insistió en que «en democracia, el que piensa distinto no es un enemigo. Cuba no es un modelo, pero tampoco lo son los autoritarismos de derecha. Debemos parlamentar, no estigmatizar».

Concluyó con un llamado a rescatar los valores de la Iglesia en su mejor versión: «Agradezco su defensa de los derechos humanos, hoy tan banalizados. El Papa Francisco nos dejó una lección: solo reconociendo los errores y abrazando la diversidad, las instituciones —y la política— pueden renovarse».

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