domingo, septiembre 8, 2024
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CHILEVAMOS QUIERE SU PROPIO JESÚS EN VIÑA DEL MAR, PERO PARA CUATRO AÑOS MÁS

Con las elecciones municipales aproximándose rápidamente, la actual alcaldesa Macarena Ripamonti busca la reelección, respaldada por el Frente Amplio y con apoyos, aunque a regañadientes, del socialismo democrático y la DC. A pesar de este respaldo, ChileVamos enfrenta una considerable incertidumbre interna y falta de convicción en torno a quién será su candidato para enfrentar a Ripamonti.

Hasta la fecha, no hay nombres claros en el horizonte. El reconocido arquitecto Iván Poduje parece ser la carta más segura, pero las tradicionales disputas internas entre la UDI y Renovación Nacional complican la toma de decisiones, con la candidatura vista más como un botín de guerra que como un proyecto para la comuna. Los partidos de ChileVamos parecen más interesados en resolver sus disputas con juegos de manos, sorteándose las comunas, en lugar de esforzarse por concordar en un candidato que realmente pueda ser el mejor alcalde.

ChileVamos en Viña del Mar carece de una «generación dorada» y, al parecer, tampoco la desea, atrapada en las ambiciones de un círculo cerrado que se reúne en los cafés del centro de Viña, en lugares emblemáticos como el Club de Viña, Club Naval y el Anayak. Además, se conocen las aspiraciones de algunos congresistas de ChileVamos para eventualmente ser alcaldes de Viña del Mar. Estos representantes prefieren colocar candidatos de palos blancos que, tras una probable derrota, les permitan presentarse como los grandes salvadores de la comuna en cuatro años.

La estrategia de los partidos no se enfoca en quién podría ser el mejor alcalde para Viña del Mar —sea Poduje, Williams o Catril—, sino en qué candidato sirve mejor a los proyectos individuales de cada parlamentario y sus colectividades. Para colmo, todos manejan encuestas truchas con el objetivo de convencer a los demás de que su candidato es el mejor, alimentando aún más la desconfianza y la división interna.

Esta estrategia parece estar diseñada para que, en el futuro, estos líderes sean recibidos con palmas, al estilo de Jesús entrando en Jerusalén, soñando con un regreso glorioso que hoy se ve distante y rodeado de intereses personales y luchas internas.

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