jueves, diciembre 26, 2024
POLITICA

DIVISIÓN REPUBLICANA: ENTRE TRIUNFOS ELECTORALES Y FRACTURAS INTERNAS

 

No hay dudas de que al Partido Republicano le fue bien en las últimas elecciones regionales y municipales, consolidando una presencia significativa en los consejos municipales y en los Consejos Regionales (Cores). Sin embargo, esta bonanza electoral contrasta con la evidente falta de unidad interna que ha comenzado a manifestarse en votaciones clave.

Pese a la baja sostenida en la popularidad de José Antonio Kast, tanto él como el presidente de la colectividad, Arturo Squella, han celebrado los triunfos recientes y prometido ejercer estas mayorías para consolidar la visión republicana en los diferentes roles. No obstante, la realidad parece ser otra.

En Viña del Mar, por ejemplo, una votación importante en el consejo municipal puso en evidencia las divisiones internas del partido. La alcaldesa Macarena Ripamonti logró sacar adelante la licitación privada de los fuegos artificiales para Año Nuevo, gracias al apoyo del concejal republicano Francisco Mejías, quien votó a favor de la propuesta presentada por la administración comunal, desmarcándose del resto de su bancada.

En el caso del Consejo Regional, la situación es más compleja, ya que esta división, evidente dentro del partido, ha comenzado a ser aprovechada por las fuerzas del oficialismo para la negociación de comisiones. Esto amenaza con debilitar aún más la capacidad del Partido Republicano para actuar como una oposición unida.

Además, el presidente del partido, Arturo Squella, ha optado por no involucrarse en este conflicto interno, evitando tomar partido para no perder apoyo de ninguno de los sectores de cara a su candidatura al Senado el próximo año. Esta postura evidencia cómo un proyecto personal prevalece sobre el bien colectivo que debería buscar el Partido Republicano bajo el liderazgo de José Antonio Kast.

De los 10 cores republicanos electos, se han formado dos bloques claramente diferenciados: uno liderado por Chiara Barchiesi y otro por Luis Sánchez. Estas disputas internas han dificultado que las mayorías del partido se traduzcan en una oposición coherente y efectiva.

Lo que en el papel se ve como una mayoría sólida se desmorona ante los conflictos internos y la falta de una línea común. Más allá de las celebraciones, el Partido Republicano enfrenta el desafío de resolver estas fracturas si pretende consolidarse como una alternativa de poder a nivel nacional. Por ahora, las divisiones parecen imponerse sobre la unidad, debilitando su capacidad de ser una oposición efectiva.

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