LA TÉCNICA ZORRONA DE LA UDI NACIONAL PARA QUE PARDO SE BAJE DE LA CARRERA A LA GOBERNACIÓN DE VALPARAÍSO
Los recientes comentarios del senador y presidente de la UDI, Javier Macaya, han desatado una considerable controversia en el ámbito político. Al defender la candidatura de María José Hoffmann y cuestionar la postulación de Luis Pardo por Renovación Nacional (RN), Macaya ha puesto de manifiesto la tensión latente entre ambos partidos.
Según Macaya, Hoffmann cumple con tres criterios fundamentales: es la más competitiva según las cifras, posee una probada capacidad de gestión y se destaca por su transparencia. Sin embargo, al examinar las encuestas en las que basa sus argumentos, surgen interrogantes que ponen en duda la imparcialidad de su juicio.
La exdiputada Hoffmann ha obtenido buenos resultados en encuestas realizadas por UDD y Criteria. No obstante, es importante señalar que una de estas encuestas fue encargada por la propia candidata, lo que inevitablemente introduce un sesgo en los resultados. Además, la estrecha relación entre la encuestadora UDD y la UDI sugiere un posible favoritismo.
Macaya sostiene que, en aras de la relación entre ambos partidos, RN debería retirar la candidatura de Pardo, como la UDI lo hará en otras regiones para favorecer a candidatos más competitivos. Esta solicitud, presentada como un gesto de unidad, se percibe más como una imposición que busca favorecer directamente a su candidata, sin considerar adecuadamente la autonomía y estrategia electoral de RN.
Cuando se le consulta sobre la baja competitividad de Pardo, Macaya responde con firmeza, sugiriendo que «todas las encuestas lo muestran y ya es bastante evidente que Luis Pardo no es competitivo». Esta afirmación ignora las complejidades del proceso electoral y reduce la elección a una simple cuestión de números, desestimando otros factores importantes como la conexión del candidato con los votantes y su capacidad de movilización.
La insistencia de Macaya en que «enfrentar a la izquierda en unidad exige generosidad y pragmatismo» es válida en principio, pero su aplicación práctica en este caso parece más orientada a consolidar el poder de su partido que a lograr una verdadera unidad. Al rechazar la realización de primarias y basar la selección de candidatos únicamente en encuestas, se corre el riesgo de imponer candidaturas que no reflejen necesariamente la voluntad de las bases.
Con esto nos recordamos los tiempos mozos de la UDI, en donde los coroneles y después los samurais se creían los líderes supremos de la centro derecha, creando un tercer partido conocido como los «Rudi», militantes de Renovación Nacional con pensamientos de la UDI. Con el tiempo, se creyó que habían cambiado, especialmente con la llegada de los republicanos, pero al parecer seguimos recordando el legado de «zorrones» que entregó la UDI.
En conclusión, los comentarios de Javier Macaya revelan una estrategia política que, bajo la apariencia de pragmatismo y unidad, busca consolidar el poder de la UDI a expensas de RN. Este enfoque, en lugar de fortalecer la coalición, podría generar resentimientos y divisiones internas que debiliten la capacidad de enfrentar a la izquierda en las próximas elecciones. La verdadera unidad no se impone; se construye con respeto mutuo y consideración hacia las distintas voces y liderazgos dentro de la coalición.